23 feb 2011

18-12

Miro para los alrededores, no tengo cortinas, ni persianas que puedan oscurecer este luminoso ambiente en este exclusivo barrio. Busco maneras de ocultarme en sombras que puedan tamizar y estar acordes a mi estado de ebriedad. Golpeo el piso y choco con las paredes, pareciera que necesito mas espacio, sin embargo no es una cuestión de metros sino de torpeza, de otras tantas cosas que me impiden poder parar antes de chocar, algunos golpes duelen, otros pasan desapercibidos aunque dejen marcas.
Los ruidos son constantes, todos opuestos a los que quiero escuchar, incluso pienso que el silencio total sería lo ideal para este momento; me gustaría estar en mi casa de la montaña, disparando contra los turistas, consumiendo lo que amablemente conseguí durante el viaje, reutilizando lo que sobre.
Puedo oler esas fragancias que han quedado grabadas en mi niñez, puedo imaginar que las huelo y me envuelvo en ellas durante horas, solo huelo, respiro y mi cuerpo toma una sensación de bienestar digna de un viaje deseado.
Siento deseos de ver durante horas esas gamas eternas de verdes caprichosos que se fueron formando en esta bendita tierra argentina, siento deseos de completar los verdes con mi mirada, incluso pienso en registrarlos para toda mi larga vida.
Ciertos momentos escucho ruidos de esta modernidad vacía que nos dieron los genios de la comodidad, con sus máquinas y sus nuevas formas de vendernos lo que nunca necesitamos pero que igual tendremos que tener. Siento haber perdido la capacidad de diferenciar unos sonidos de otros, son tantos y tan monótonos, tan iguales, tan vacíos, tan constantes y tan pesados, tan complicados de recordar, tan dignos de olvidar.
Pienso ante todo este panorama, volver a citar a todos los músicos con los cuales compartí extensas horas, sin embargo no recuerdo teléfonos ni direcciones que me acerquen a ellos. Empecé lentamente acondicionando todos los equipos de grabación, los accesorios propios del rock me condujeron hasta aquí donde pienso pasar mis próximos días. Trato con desesperación de solo moverme por esta ciudad durante las noches, esquivando controles policiales que detecten la ilegalidad en la que me encuentro, a pesar de eso siento que esta ciudad es tan mía como de los demás, un lugar entre tantos finalmente pude encontrar, el que encontré y en el que me quedaré para no seguir buscando más.